Asociación Cultural VARZI VIVA
El Templo de la Hermandad
de Cella

El Templo de la Hermandad
El Templo de la Hermandad
(© Antonio Di Tomaso)


La historia del Templo de la Hermandad es una historia simple, ligada al recuerdo de la ultima guerra mundial, cuando en todas partes solo arreciaba el odio. la violencia, la persecución y el delito. Un capellán militar, sobreviviente de la guerra, después de ver tanta destrucción deseaba fervientemente hacer algo en aras de una verdadera paz y serena convivencia entre los hombres.
Un día, teniendo a su cargo la tarea de edificar una pequeña iglesia en las colinas de su pueblo, tuvo la idea de reunir las ruinas de la guerra (que en 1951-52 eran muchísimas) y con ellas construir un templo que fuera un símbolo y esperanza de una reconstrucción mayor: la reconstrucción de la fraternidad humana. Lo decoró litúrgicamente con los dolorosos recuerdos de nuestra generación. transformando a los que fueran elementos de destrucción y muerte en símbolos y cantos a la vida.
Este cura-soldado, tuvo la fortuna de encontrar casualmente en Paris al entonces Nuncio Apostólico Monseñor ángelo Roncalli (también él soldado en la guerra anterior) quien luego seria el Papa Juan XXIII.
El futuro pontífice inmediatamente se comprometió con la iniciativa, lo alentó y ayudó enviando la primer piedra, que era el resto del altar de una iglesia de las cercanías de Coutances, destruida durante el desembarco de los aliados en Normandia en junio de 1944. Un delegación parisina llevo la piedra a Cella el 7 septiembre de 1952. La misma fue trasladada al lugar donde se levantó el templo sobre un trineo adornado con flores y empujado por los niños del pueblo, ya que no existían aun las calles. Aquí fue bendecida por un arzobispo – Nuncio Apostólico en Cuba y Haití – y ubicada en el lugar donde actualmente se encuentra el antiguo altar histórico.
A esta ruina le siguieron muchísimas mas enviadas desde las ciudades donde la guerra se hizo sentir con mayor intensidad: Berlín, Londres, Dresde, Varsovia, Montecassino, El Alamein y también Hiroshima y Nagasaki. Un centenar de localidades han contribuido a la construcción del altar mayor enviando ruinas de sus monumentos mas significativos. Milán envió algunas agujas del Duomo, caídas durante los bombardeos de agosto de 1943, y, aun mas, ya que una parte del piso del Duomo mismo es el que ahora cubre todo el presbiterio del Templo de Cella. Este Templo – Sagrario, acogió el recuerdo de todos los muertos de la guerra , sin distinción de bandos y en todas las circunstancias, es decir de todos los Caídos; especialmente de aquellos que se enfrentaron entre si en la misma nación: Italia en particular.
La decoración litúrgica del Templo, desarrolló el tema de la fraternidad humana. Así, la tina bautismal fue construida con el obturador de un cañón 305 del acorazado Andrea Doria; aquello que lanzó destrucción y muerte ahora lanza a la vida a nuestros niños.
Armas ensangrentadas , depuestas y donadas por todos los lugares del mundo, - poseedoras cada una de una historia particular - , componen el Crucifijo: Cristo visto a través de nuestro dolor, mas aun construido por ellos.
Los restos de dos naves inglesas que participaron en el desembarco de Normandia forman el púlpito, y si bien, fuera de uso en la actualidad, permanecen como símbolo de un ideal de paz que navega en el turbulento mar del mundo de hoy. Este mar continua agitándose en todos los continentes. Es por eso que por los votos del Templo, por los deseos de quienes nos visitan , y por los sentimientos que inspiran estas líneas anhelamos volverlos a la calma. Las olas , purificándose, nos dejan un poco de arena, alguna conchilla, una pequeña piedra... tal como las podemos observar ordenadas en las vitrinas de la balaustrada donde se pueden leer los nombres de los ríos mas famosos.
En la parte derecha del Templo, la visión se hace un poco mas dulce por la presencia dominante de una Virgen china y de otros tantos símbolos que llaman a la paz.
Es necesario verlo , no es posible describirlo y menos aun transmitir las emociones que despierta en el observador. El visitante que llega encuentra a menudo cambios: esto se debe a que a medida que llegan nuevas contribuciones se completa, se cambia de lugar, se sustituye... Algunos se preguntan como ha sido posible realizar esta obra. Fue la idea , simple y bondadosa , la que conquistó los corazones en un particular momento histórico. Autoridades, diplomáticos, periodistas, grandes empresas, estudiantes, italianos residentes en el exterior y especialmente las asociaciones de combatientes de varias naciones , han "sentido, adherido y contribuido a la tarea.
La universalidad de la iniciativa se revela inmediatamente a quien la visita ni bien ingresa al templo, y divisa las banderas de todas las naciones que adornan el interior, tensas como manos implorando por la paz.
Esta es una iglesia distinta de las demás (los periodistas creen que única en el mundo) y para comprenderla es necesario no quedarse aferrado a los objetos tal cual se los ve, ya que podría parecer una caprichosa colección de cosas extrañas. Es necesario, en cambio, leer las inscripciones y prestar atención al significado de todo lo que aparece y descifrar su mudo lenguaje. Hay cosas que nada tienen que ver con la guerra, pero es necesario recordar que también existen otras batallas: las de la vida, las del progreso, las de la ciencia, las de la salud . Y después… son tantos los que quieren dejar su recuerdo aquí, mas allá de lo que sea.
El alma del visitante se entristece porque se encuentra con los testimonios palpables de las desdichas que golpearon a nuestra generación, pero cuando retorna al exterior, al sol, al verde, a las flores, se despierta como volviendo de un extraño sueño, se encuentra consigo mismo y vuelve a sonreír a la vida y al futuro.
Y así, también tu, que has visitado el Templo de la Hermandad, o estas leyendo esta breve historia, tal vez sin darte cuenta, te has convertido en una "piedra viviente" y formas parte de esta obra. Una piedra viva e inmortal, mucho mas importante que las que has visto o veras aquí.
Y todas estas "piedras vivientes " construirán juntas un futuro de verdadera paz, colaboración y hermandad entre los hombres y las naciones.

***
Últimamente se añadieron dos composiciones (casi dos altares): la primera dedicada a los "Difuntos" que de un modo u otro han tenido relación con el Templo de la Hermandad, y la segunda dedicada al "Futuro" o sea a las generaciones que se están asomando y a las que se asomaran a la vida. Esto se debe a que también las futuras generaciones están ya vivas en la mente y en el corazón de Dios.

___________________________________
EL TEMPLO DE LA HERMANDAD se encuentra en Cella de Varzi (Pavía) a 700 m de altura. Desde el Valle Stàffora se llega siguiendo la dirección Voghera - Varzi; y desde el Val Curone, desde Tortona, a Fabbrica Curone y finalmente Cella. Para los autocares es aconsejable la carretera provincial: Varzi – Fabbrica Curone – Cella. El Templo esta abierto todos los días desde las 09.00 hasta las 18.00. hs. Para reservas, comitivas y ulteriores informaciones dirigirse a: Don Luigi Bernini, Rector del Templo: Tel. +39 0143/323621 Cell. +39 338/9261500 Ristorante La Ginestrella - Cella di Varzi: Tel. +39 0383/52150